«EL PUEBLO DE CUBA ESTÁ SALIENDO DEL CLOSET, DE ESAS REJAS QUE HA IMPUESTO LA DICTADURA CUBANA EN CONTRA DEL CIVISMO DE UNA SOCIEDAD»

Ariel Ruiz Urquiola y otros participantes nos hablan sobre la marcha por los derechos LGBTI en su primer aniversario

Yunier Gutiérrez
Foto: EFE/Ernesto Mastrascusa

Hoy lunes 11 de mayo se cumple el primer aniversario de la marcha pacífica organizada por la comunidad LGBTI cubana en reclamo de sus derechos, la cual fue reprimida en La Habana por fuerzas policiales al desarrollarse sin el “consentimiento” de las autoridades de la isla.

La marcha, que no se realizará en esta ocasión debido a la situación epidemiológica, había sido organizada durante años por el Centro de Educación Sexual (CENESEX), encargado de celebrar en cada mes de mayo la Jornada contra la Homofobia y la Transfobia mediante diversas actividades.

El pasado año —por primera vez— los miembros de la comunidad LGBTI, en genuina expresión de civismo, se aglutinaron para desfilar de forma abierta e independiente, luego de que el parlamento dejara sin validez el matrimonio igualitario recogido como propuesta de ley para la nueva Constitución, y el CENESEX anunciara la suspensión de la marcha oficial alegando supuestas intenciones de “contrarrevolución” para desequilibrar el desarrollo de la Jornada, según declaró entonces su directora, Mariela Castro Espín.

Este medio contactó con algunos de los participantes en la manifestación, y dejaron sus criterios y vivencias sobre lo acontecido transcurrido un año.

“Fue una marcha absolutamente espontánea, como una respuesta de una sociedad civil incipiente ante la falta de libertades de toda índole del pueblo cubano, sobre todo de la gente joven que ha despertado en medio del adoctrinamiento”, nos comentó el científico Ariel Ruiz Urquiola.

La reportera independiente Iliana Hernández testifica que los participantes se crecieron ante los obstáculos a pesar de las amenazas y detenciones. “Se vio el miedo del régimen hacia las manifestaciones pacíficas, cualquier intento de reivindicar derechos puede convertirse en un estallido social (…), es a lo que temen e impiden”, aseguró.

Para el activista Oscar Casanella, quien en la marcha fue víctima de una agresión policial violenta, recuerda que los participantes no solamente pidieron el respeto a los derechos de la comunidad, sino que, inconscientemente, se luchó también por el derecho ciudadano a la manifestación pacífica. “Yo personalmente fui lesionado en la frente con un golpe contundente, por uno de estos represores violentos, supuestos agentes de la policía política” y “mientras me golpeaban me decían que no me iban a hacer nada malo, que me iban a cuidar, eran todos muy cínicos y macabros”, rememora, quien a pesar del intenso dolor fue encarcelado e interrogado en la unidad policial de Zanja y Dragones, del municipio Centro Habana.

La manifestación no fue solo un logro de la comunidad LGBTI, sino de la sociedad civil cubana. Ariel Ruiz Urquiola nos lo resume así: “Creo que el pueblo de Cuba debe de salir del closet, está saliendo del closet. No son solos los gays, no, es el pueblo de Cuba el que está saliendo de ese closet, de esa camisa de fuerza, de esas rejas que ha impuesto la dictadura cubana en contra del civismo de una sociedad”.

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