
Mario Ramírez
Foto: Neife Rigau
Nouriel Roubini es un prestigioso economista de la Universidad de New York, apodado “Doctor Catástrofe” por su certero pronóstico de la recesión financiera de 2008-2009. En varios de sus artículos, publicados en su sitio web o en la página de Project Syndicate, el erudito norteamericano ha enunciado diez características que demarcarán lo que diagnostica como la mayor depresión económica del mundo contemporáneo (“más grande que la de 1929 incluso”) para el periodo postpandemia, una vez superada la COVID-19. Este alarmante decálogo, respaldado en un profundo análisis de actualidad, ha sido motivo de estudios en diversos países, preocupados por la agudeza demostrada anteriormente por Roubini.
Partiendo de las diez premisas de este economista proponemos analizar los posibles panoramas para la economía postpandemia en Cuba, si bien nuestro país no es miembro del Banco Mundial ni del Fondo Monetario Internacional, por lo que se hace difícil acceder a informes detallados, obligatorios en estas membresías.
- El “hiperendeudamiento” es el nuevo término del destacado economista para definir el agravamiento de la deuda externa a nivel internacional, tras el paso de la pandemia. Un fenómeno lógico, derivado del incremento acelerado de las compras a crédito durante estos últimos meses. Cuba, que en su informe más reciente (en 2016, es decir, antes de la crisis económica de Venezuela, su principal mecenas), reportaba una deuda por valor superior a los 15 300 millones de dólares, no estará exenta de dilatar estos numeritos, si se tiene en cuenta que el país no cerró sus fronteras al comercio y continuó importando productos de la canasta básica (como el pollo), además de la compra de medicamentos y mascarillas para enfrentar el virus. De acuerdo con la Agencia Francesa de Prensa, las autoridades cubanas pidieron recientemente reprogramar el saldo de su deuda con el Club de París —la cual representa el 60% del total de la deuda externa de la isla— para 2022.
- El contrapunto entre la mejora de los sistemas de salud pública y el déficit de los sistemas jubilatorios atañe también a la nación caribeña, dos sectores excluidos de las reformas económicas de 2018 y 2019, que trajeron aumentos salariales y mejoras de las condiciones a trabajadores de distintos renglones, a excepción de estos dos. En lo adelante será imprescindible una inyección de capital al sistema de salud, y lo que teme el analista es el detrimento de otros sistemas menos favorecidos como el que integran las personas jubiladas, esto es, un maltusianismo de tipo “quitar a unos para cumplir con otros”, típico de economías precarias o mal manejadas, y el plato fuerte de las economías centralizadas, por más que se esfuercen en disimularlo.
- El Producto Interno Bruto (PIB) es uno de los indicadores de los que se espera una depresión a nivel global. En 2019, en la isla, este indicador sufrió un retroceso considerable, reconocido por el propio estado en su informe anual. Ahora, tras estos meses de escasa producción, la aplicación del tercer artículo de la ley Helms-Burton que ha provocado una drástica disminución de las importaciones y exportaciones, y la lógica paralización de las actividades mercantiles durante la epidemia, el panorama luce desconsolador. “Solo las caídas del turismo y las remesas proyectadas para 2020 equivalen a 5% del PIB de 2019”, escribió el economista Carmelo Mesa-Lago en la revista Convivencia.
- La necesidad de monetizar los déficits —aumentar el dinero en circulación o cash, creando físicamente más dinero— durante la cuarentena mundial conducirá, apunta Roubini, a una pérdida de respaldo de las divisas, que provocará una estanflación (estancamiento de la inflación) de la que Cuba, un país con doble sistema monetario (y sin respaldo) se verá afectada, al depender de la entrada de capital extranjero contable.
- La disrupción digital (robotización) no parece afectar directamente a la nación cubana, subdesarrollada y sin prestaciones de servicio de índole “robotizable” —hasta ahora. Eso sí, este es uno de los factores más temidos en las principales potencias económicas, pues las máquinas, al decir de algunos, llegaron para quedarse.
- La “desglobalización” es otro de los términos del prestigioso economista, la cual inició con el Brexit anglo-europeo y ha vivido una aceleración durante la COVID-19 con la salida de varias empresas estadounidenses y europeas del territorio chino. Este fenómeno, que implica según Roubini una limitante en el flujo de capital, bienes, servicios, tecnología e información, se está viendo actualmente en el sector farmacéutico, de equipamiento médico y alimentos entre diversas naciones. Para Cuba el problema es doble, si lo sumamos a las restricciones de la política de embargo económico implementada por el gobierno estadounidense con relación al estado cubano.
- La revuelta contra la democracia es un hecho social que ha mostrado venir de la mano del desenvolvimiento de la economía del planeta, y en particular en regiones de bajo desarrollo como América Latina, de lo que es evidencia el auge del populismo tras la recesión del 2008. Los sectores de menores ingresos en la sociedad culpan a los gobernantes y por ahí comienza todo. Este punto, grato al régimen totalitario cubano que aprovechará para promover la revuelta en el continente, no beneficia, sin embargo —al menos no a corto plazo— las arcas nacionales y pueden acaecer nuevas restricciones en el ámbito comercial internacional.
- Para nadie es secreto que la isla está inmersa, con su ambiguo papel, en lo que se ha llamado “choque geoestratégico Estados Unidos-China”, una nueva guerra fría que amenaza provocar una situación “perder-perder”, de la que todos saldremos afectados, y capitalmente Cuba pues en el conflicto están sumidos dos de sus principales socios económicos (China, y Rusia como aliado de los asiáticos) y el vecino del norte, desde donde se recibe el mayor número de remesas del exterior.
- El noveno punto atañe al presupuesto destinado al aparato de seguridad nacional, que alcanzará valores desmedidos sobre todo si se tiene en cuenta el acápite anterior por parte de los países implicados. Es de suponer que en Cuba, durante la pandemia, el presupuesto destinado a este sector (18,5% del presupuesto total del 2019, cifras tomadas de Cubadebate) se haya disparado ante la necesidad de aumentar las fuerzas de control interno y medidas de seguridad extremas en operaciones complejas como el traslado de los pasajeros del crucero MS Braemar en marzo pasado.
- Por último, Roubini señala las disrupciones medioambientales que pudieran tener lugar en el futuro cercano. Recordemos que la nación cubana ha vivido unos meses en los que el índice de defunciones ha superado, por primera vez en mucho tiempo, a los indicadores de natalidad; en gran parte debido a que, paralelamente a la epidemia del coronavirus, según varios informes del Ministerio de Salud Pública en la isla hay presentes brotes de dengue, zika, chikungunya y H1-N1, entre otros virus. A lo que hay que agregar el comienzo de la temporada ciclónica este 1 de junio; razones suficientes para estar preocupados.