UNA COLA PARA MARCAR LA PIEL

Texto y foto: Yunier Gutiérrez

Me levanté temprano como de costumbre. Apenas empezaba a amanecer y una llovizna intermitente amenazaba con detenerme en casa un día más. Después de desayunar, partí.

La lluvia había cedido. Caminaba seguro y dispuesto a enfrentar los nuevos retos del día en el intento de adquirir algunos productos de primera necesidad que escaseaban casa, y que debía encontrar antes del siempre difícil fin de semana.

Al cruzar la Avenida 26 de Nuevo Vedado, vi las multitudes que invadían las calles. Algunos, sorprendidos por la lluvia, continuaban firmes en su empeño por no perder su turno en las colas de los comercios, iniciadas desde horas tempranas de la madrugada.

El Viso es un establecimiento de la empresa de Comercio y Gastronomía del municipio de Plaza de la Revolución y unos de los lugares preferidos por los clientes de la zona. Antes de la pandemia sus ofertas cárnicas tenían aceptación entre la gente, pero paulatinamente este comercio fue perdiendo credibilidad debido a los continuos desabastecimientos de las últimas semanas.

Me sorprende la cola, me acerco y pregunto. Los exhibidores que habitualmente ofertaban productos cárnicos, ahora ostentan bolas de queso fundido protegido en grandes bolsas de nylon. Decido quedarme y pedir el último, intuyendo que permaneceré en la fila por largas horas.

Un agente del orden público se me acerca lentamente mientras se ajusta su uniforme. Extrae un bolígrafo de uno de los bolsillos de su pantalón, y me pide que extienda mi mano derecha. No comprendo su intención, pero hoy no estoy dispuesto a contradecir a la autoridad, solo quiero regresar a casa con algo de alimento en mi bolsa. Pacientemente, escribe sobre la parte superior de mi mano derecha un número. Al terminar el último trazo vocifera: «¡70!»

Todos en la cola teníamos un número, era un dígito consecutivo para evitar intercalos en la fila. La iniciativa sin dudas es singular pero, para mi sorpresa, cada establecimiento tiene reservado un lugar diferente de nuestra anatomía para ser marcado. Por ejemplo: a escasos metros de El Viso se encuentra la tienda de la cadena TRD, La Amistad, situada en la Avenida 26 esquina Zapata, la cual cuenta con un departamento de aseo personal. Allí la fila no es corta. El establecimiento ha sido abastecido con pasta dental y los interesados en comprarla son marcados por la parte interior de su brazo izquierdo.

En los primeros días de la pandemia la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) lanzó Porter@, una aplicación para teléfonos móviles para el escaneo del carnet de identidad, cuyo número quedaba guardado en una base de datos, garantizando que una persona solo pasara una vez a un determinado establecimiento. Esta aplicación no aseguró su éxito debido a que muchos ciudadanos no poseían su identificación tipo tarjeta plasticada.

Luego se popularizó la entrega de ticket mediantes pequeños cartones o en recortes de papel impreso, con el que te asignaban un número consecutivo para presentar en la puerta del local y poder hacer tus compras.

El nuevo método de estampar con bolígrafos o marcadores la anatomía parece tomar fuerza en Nuevo Vedado. Regresar al hogar y poder mostrar los dígitos numéricos en tu cuerpo, será a partir de hoy una garantía para quienes duden de tu esfuerzo y tiempo dedicados a las largas filas. Ahora, mientras descanso en casa, me pregunto cuál será la próxima iniciativa en las colas de La Habana.

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