
(Entrevista concedida el 31 de enero de 2022)
✍ Yunier Gutiérrez
📷 Cortesía del entrevistado
A sus 36 años, Kenny Fernández Delgado es uno de los sacerdotes cubanos más comprometidos con la sociedad civil de la isla. El párroco de la Iglesia Católica en el municipio mayabequense de Madruga, ha declarado en reiteradas ocasiones su apego a la libertad de expresión y su apoyo a los presos políticos y familiares de los manifestantes detenidos tras el 11 de julio de 2021 (11J).
Así lo evidenció en noviembre del pasado año, cuando se sumó a la Jornada Cívica por el Cambio (15N) que promovía una protesta pacífica a lo largo y ancho del territorio nacional, a pesar de las represalias contra su persona por parte de la dictadura.
La Hora de Cuba conversó en esta ocasión con el líder religioso, quien nos comentó sobre la relación actual de la Iglesia Católica con el estado cubano, su desacuerdo con el sistema político que impera en la nación y otros temas.
Pregunta (P): ¿Cuándo decidió enfrentar públicamente al régimen cubano?
Respuesta (R): «Esto sucedió el 2 de enero del año pasado a nivel de redes sociales, aunque tengo algunos antecedentes de confrontaciones anteriores en las procesiones y en alguna misa. Pero el 2 de enero hice una homilía muy dura contra todas las personas que se manifiestan como cómplices de la dictadura. Estoy hablando del gobierno dictatorial cubano. Ellos dicen que son comunistas, y el comunismo es la dictadura del proletariado, por tanto es una dictadura. A partir de ahí, decidí expresar públicamente lo que yo pienso».
P: ¿Cuál es la relación actual de la Iglesia y el estado cubano, luego de las detenciones de líderes religiosos el 11J?
R: «El estado ve a la Iglesia Católica como una institución que le puede quitar influencia en la población (…) como el adversario qué hay que ‘tolerar’. No solo es con la Iglesia Católica, el estado cubano ve como adversario a cualquier otra institución que le pueda quitar un protagonismo, un papel, o le pueda disminuir su área de influencia».
P: ¿Cuál es su opinión sobre los hostigamientos, torturas y encarcelamientos del régimen a manifestantes del 11J?
R: «La Iglesia está en contra. Mi opinión es la misma de la Iglesia. Se debe amar al prójimo como a uno mismo, incluso, se debe de amar al prójimo como Jesucristo nos amó. Eso implica que incluso yo debo dar mi vida por el prójimo y el prójimo es todas las personas que me rodean. Por tanto, la Iglesia nunca va a aceptar ningún tipo de tortura, y en eso estamos en desacuerdo. No se puede ser cómplice de las torturas, encarcelamientos, hostigamientos del estado dictatorial cubano».
P: ¿Por qué decidió asistir a la convocatoria del 15N?
R: «Me pareció una convocatoria justa, lo que se pedía estaba bien fundamentado, encajaba con la doctrina social de la Iglesia y por tanto decidí participar».
P: ¿A pesar de las amenazas…?
R: «En realidad hubo una sola amenaza, y fue a través de un mensaje directo en Twitter. No fue una amenaza pública, sino dirigida directamente a mí. Pero mis hijos espirituales son todas las personas, los opositores del gobierno, los que están a favor del gobierno, son los que no están ni en contra ni a favor del gobierno, son las personas que tienen religión, que tienen fe o no, los ateos. Todos son mis hijos».
P: ¿Qué mensaje le enviaría hoy a la nación?
R: «Tenemos que unirnos para defender nuestros derechos. Los derechos tenemos que defenderlos y exigirlos. Para eso, lo primero es la oración; y lo segundo, hay que expresarlo. Hay que expresarlo públicamente, no sólo expresarlo en un pasillo, en una cola, dentro de las casas, hay que expresarlo públicamente. Nosotros tenemos que hacerle entender al gobierno dictatorial que esto no puede seguir así, que la situación que vivimos es injusta, que aquí tenemos que escucharnos todos, que cada cual tiene que tener un espacio y que esta nación tiene que ser para todos.
«Tenemos que aumentar la solidaridad, los de adentro con los de afuera, los vecinos con los vecinos, los amigos con los amigos, los hermanos con los hermanos, hay que aumentar la solidaridad. Y no podemos permitir que un grupito de personas esté defendiendo los derechos de todos, y que a ese grupito lo dejemos solo. Los derechos de las personas hay que respetarlos, sean mayoría o minoría. Debemos de unirnos como nación, no usar la violencia, apostar por la paz, pero expresarnos públicamente».
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